Basta con encontrar la musa de la que tanto escribi.
En un lienzo con mas colores de los que soñe.
Es un mar respondiendo la llamada de un naufrago.
Es ella, la de los ojos en las endijas,
la de los besos en las mañanas.
De las llamitas que se encienden con pocas palabras.
Y la esperanza de entregar una llave, a ese oscuro rincon.
Es ella, conmigo, para siempre.