Anoche empecé mi cuarta lectura de ¨Memoria de mi putas tristes¨ de Gabriel García Márquez. Y tropecé con un par de pedazos que me gustaría poner acá.
El primero de estos tiene que ver con la vejez, ahí les va:
(...)Fue la primera vez que pensé en mi edad en términos de vejez, pero no tarde en olvidarlo. Me acostumbre a despertar cada día con un dolor distinto que iba cambiando de lugar y forma a medida que pasaban loa años. A veces parecía ser un zarpazo de la muerte y al día siguiente se esfumaba. Por esa época oí decir que el primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre. Debo estar condenado a la juventud eterna, pensé entonces(...) La verdad es que los primeros cambios son tan lentos que apenas si se notan, y uno sigue viéndose desde dentro como había sido siempre, pero los otros los advierten desde afuera.
El segundo trata lo que es la edad sexual, ahí les va:
(...) Hoy me río de los muchachos de ochenta que consultan al medico asustados por estos sobresaltos, sin saber que en los noventa son peores, pero ya no importan: son riesgos de estar vivo. En cambio, es un triunfo de la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales, pero que raras veces falle para las que de verdad nos interesan. Cicerón lo ilustro de una plumada: No hay un anciano que olvide donde escondió su tesoro.
¿Haber que les parece?
El primero de estos tiene que ver con la vejez, ahí les va:
(...)Fue la primera vez que pensé en mi edad en términos de vejez, pero no tarde en olvidarlo. Me acostumbre a despertar cada día con un dolor distinto que iba cambiando de lugar y forma a medida que pasaban loa años. A veces parecía ser un zarpazo de la muerte y al día siguiente se esfumaba. Por esa época oí decir que el primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre. Debo estar condenado a la juventud eterna, pensé entonces(...) La verdad es que los primeros cambios son tan lentos que apenas si se notan, y uno sigue viéndose desde dentro como había sido siempre, pero los otros los advierten desde afuera.
El segundo trata lo que es la edad sexual, ahí les va:
(...) Hoy me río de los muchachos de ochenta que consultan al medico asustados por estos sobresaltos, sin saber que en los noventa son peores, pero ya no importan: son riesgos de estar vivo. En cambio, es un triunfo de la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales, pero que raras veces falle para las que de verdad nos interesan. Cicerón lo ilustro de una plumada: No hay un anciano que olvide donde escondió su tesoro.
¿Haber que les parece?