Después de años viendo como cada uno iba haciéndose de una, nunca entendí como la gente seguía insistiendo y repitiendo ese famoso dicho costarricense. Ahora, unos cuantos años después sigo sin entender, sigo sin creer. Que en algún momento uno podría dar ese salto de, fe. Si, fe.
Creo que es mi personalidad, mis valores, mis morales.tan inexistentes como muertas aun son, algo. Presentes, aveces. Qe me detienen a no volver a ser ese que alguna vez pensé seria el indicado. El patán, el opuesto, la otra cara de la moneda.
Será que somos masoquistas? Todos adictos al dolor? Es como que los traemos codificado adentro. Esto de sufrir por alguien mas. Que por mas cuenta, por mas presencia, por mas momento seguimos ahí; Se vuelve el alimento, se vuelve nuestro fruto, nuestro pan. Aun cuando todos andamos buscando a esa otra pieza del rompecabezas..
Que paso con la idea idolatrada de intercambiar miradas, de los roces con los que vuelan mariposas. Que paso con las cursilerías, que apesar de parecer novela tercermundista nos recordaban los mas antiguos tiempos, tiempos mas puros, mas reales, mas cercanos.
Creo que todo vuelve a lo mismo. Creo que es saber reconocer el momento en el que volvemos a creer, volver a tener fe. Y pensar tan solo por un instante, que esto no tiene nada que ver con suerte. Sino que la fe nos ayuda a escribir nuestros destinos.
La fe, la creencia, termina siendo el puente. Y que por un momento nada mas, no estamos solos.