lunes, noviembre 27, 2006

La Playa

"...en lo que llegue a la playa, esta estaba absolutamente sola. Sali de mi casa a eso de las 12:30 pm. Considere irme a olvidar a un amor perdido que desde hacia ya un rato habia estado en mi mente. Decidi hospedarme en unas pequeñas cabinas, que parecian estar dentro de un bosquesito. Algo muy sencillo. Al llegar ahi, me cambie de ropa y sali a caminar por la desolada playa. No habia ni un alma. Y es exactamente eso lo que esperaba encontrar. Un lugar donde pensar y escribir. El dia transcurrio normal. La playa era maravillosa, palmeras de frente al mar y una nitida agua azul marino. Era perfecto. No se cuanto tiempo paso desde que me sente en la arena, pareciera ser que el tiempo paro durante un momento, cuando desperte de mi sueño, habia una mujer acostada a unos cuantos metros. Mientas el sol bajaba y se adormecia en el mar, luz naranja y purpura coloreaba su cuerpo. Era una muchacha que conoci años atras, ella se fue de viaje y olvido todo lo que alguna vez amo. Yo pasaba totalmente desapercibido, ella no volteaba, estaba como hipnotizada con el atardecer. Pense en levantarme e ir a decir "hola", pero rapidamente cambie de parecer cuando note que una de sus manos transitaba lentamente hasta llegar a su prenda intima. Me sentia inservible en este momento. Iba acaso ser parte de un show? No lo pense dos veces, y lentamente me levante, deje mis anteojos en la arena, y di unos cuantos pasos, totalmente decidido a comprobar si esta era la dama de mis sueños. Entre mas me acercaba, empece a oir largos gemidos de placer. Solo un tonto continuaria, la verdad es que siempre e sido un tonto. Al llegar a ella. Lo primero que hice fue susurrar a su oido -"turbia razon de amor, eres tu?" Creo que no me escucho, porque aun asi, siguio en su frenetico movimiento que empezaba a tornar su cuerpo en un largo gemido de placer. Ella continuaba acostada sobre la arena, con esos trajesitos pequeños que estaban de moda en ese momento. Yo no movia un musculo. Empece a notar pequeños movimientos involuntarios, estaba en el climax. Y lo que crei que era un tremendo momento de placer termino en un pequeño suspiro casi inaudible. Meti mi orgullo en una bolsa y lentamente empece a caminar hacia la cabina. A lo lejos vi que ella se levantaba como si hubiera estado dormida en la arena. La luna empezaba su largo viaje de hacia el cielo estrellado. Desaparecio entre las palmeras. Camino a mi cabina, pense que algo debi haber echo en la playa, aprovechar esos pequeños momentos. De pronto una sombra ignoro mi presencia y se avalanzo sobre la puerta de la casita, entro..."