"...entro en la habitacion. Era un cuarto pequeño, con una gran ventana que veia hacia unos arbustos de un verde oscuro que con la luz de la luna brillaban gloriosamente. El cuarto, una cabaña de madera, a la luz de las velas, muy pocas cosas tomaban forma real. Mas que todo son sombras en la penumbra de una luz muy tenue. Lo que si se puede visualizar es una cama de sabanas rojas, una pequeña alfombra que cubre el espacio delante de la cama y algunos cuadros irreconocibles al ojo humano en este momento. Sobre la cama esta un cuerpo casi desnudo. Me acerco al borde de la misma y empiezo a perder el control sobre mi cuerpo y emociones. Piel bronceada, largas piernas, caderas perfectas y pechos pequeños que sobresalen timidamente en la escotada prenda. Con la cabeza hacia atras casi flotando sobre las sabanas, esta ella. Mi musa. Pelo negro, cara bellisima, labios carnosos como esperando el beso de un principe. Es de noche y el viento sopla en el lugar, la luz de las velas danza entre nosotros. Poco a poco camino hasta estar a centimetros de ella. Tratando de alargar cada segundo de este momento. Me acerco lentamente, y empiezo a besarla. Tierna y talvez torpemente. No se donde poner las manos, si deberia acariciarla o no. La habitacion empieza a tomar un calor asfixiante que abraza nuestros cuerpos en un beso casi eterno. Poco a poco empiezo a deslizar una camisa de tirantes blanca. Y ella me quita la camisa. Nuestros cuerpos juntos sobre la cama, claman un poco de accion. Pero yo perdido en un mar de sentimientos, trato de alargar el momento lo mas que pueda, susurrando palabras a su oido. Besando su cuello. Casi inaudibles gemidos de placer empiezan a brotar de mi musa. El sudor pasa a ser protagonista en la escena. Empiezo a bajar lo que parece ser una falda incolora. Bajando de sus caderas a sus tobillos, la prenda es despojada de la cama al suelo. Bajo de su cuello a sus caderas, para seguir besando muy lentamente. Mis manos se han posado sobre sus pechos aun aprisionados en un pequeño sosten. Mientras bajo mas y mas, los aullidos de placer aumentan. Bajo lentamente su intima prenda y sigo besando lentamente, mientas mis manos pellizcan leve y suavemente sus pezones. Un vuelo de viento entra sorpresivamente en la habitacion y apaga las velas..."